LN – Gina Mastronicola: tiene 20 años, trabajó con Ricardo Darín en Argentina, 1985 y protagoniza un apasionante triángulo amoroso en el prime time de eltrece

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Con apenas 20 años, Gina Mastronicola sabe perfectamente cómo posar delante de una cámara de fotos, porque empezó a los 11 haciendo publicidades y producciones de moda para “teens”. Al principio todo fue un juego, pero el deseo de una carrera en el medio se le despertó mientras miraba la novela juvenil Consentidos y quiso ser parte de esa banda de chicos.

Con los años, el asunto se volvió más serio, hasta que decidió que su camino era la actuación. La película Argentina, 1985, en la que interpreta a Verónica, la hija adolescente de Julio César Strassera (Ricardo Darín), le dio visibilidad y la posibilidad de sumarse a Buenos chicos, por eltrece. En una charla con LA NACION, Mastronicola habla con pasión de cada paso que la trajo hasta donde está, dice que la química dentro del elenco juvenil de la novela traspasó la pantalla y hoy son muy amigos, y se pone colorada cuando cuenta que está soltera.

-¿Qué significa Buenos chicos para vos?

-Es una novela juvenil y nacional que me permite ganar mucha experiencia. Y lo que más me impresiona es que entra a la casa de la gente a la hora de la cena; de alguna manera somos parte de cada familia. Eso no sucede con los contenidos de plataformas. Nunca recibí tanto encuentro con la gente en la calle. Y todo es crecimiento, porque es la primera vez que hago televisión abierta. Me estoy curtiendo en televisión (risas). Todo es prueba y error, porque grabamos muchas horas y no hay tiempo para ensayos; los primeros meses tuvimos que adaptarnos, pero ahora ya estamos más relajados.

-Interpretás a Camila, una chica que tiene que lidiar con una mamá alcohólica y está entre dos amores…

-Es la más responsable del grupo de amigos porque, de alguna manera, es madre de su madre y está pendiente de ella todo el tiempo. Está de novia con Dogo (Jerónimo Bosia) y se siente atraída por el Chino (Santiago Achaga). Es el triángulo amoroso de la tira y siempre hay una puja entre los tres… No puedo spoilear, pero van a pasar cosas que el espectador no espera. Nunca había tenido una devolución tan inmediata de la gente, y la mayoría quiere que Camila se quede con el Chino. En la calle y en redes me dicen cosas lindas y son todos buenos comentarios. Buenos chicos tiene una repercusión muy positiva, y muchas chicas me dicen que tienen una relación conflictiva con su mamá y la novela abre la posibilidad de charlarlo. Eso es genial.

-Cualquiera puede pensar que trabajar con diez colegas de tu misma edad puede ser muy divertido todo el tiempo… ¿Cómo es la relación entre el elenco joven?

-Tengo la alegría de decir que nos llevamos bárbaro todos. Nos vemos fuera del set también y vamos a bailar, hacemos asados en la casa de alguno, nos juntamos a tomar mate. Nos hicimos amigos. Compartimos muchas horas rodos los días de nuestra vida y vivimos emociones muy intensas, entonces los vínculos se estrechan muchísimo. Hoy para nosotros éste es un lugar de contención también. Fluimos muy bien como grupo en el trabajo y en la vida real. Estamos disfrutando de lo que nos pasa, nos acompañamos. Es muy lindo.

El elenco de Buenos chicos

-¿Y con el elenco adulto cómo se llevan?

-¡Increíble! Son todos actores enormes. Y podrían ser adultos que no tuvieran ganas de relacionarse con nosotros o que no se sumen a nuestros chistes o no nos hagan parte, y es al revés. Nos reímos mucho todos, los que hacen teatro nos invitan a sus funciones, vamos a sus cumpleaños, nos dan consejos si los pedimos, nos dan tips que nos ayudan al trabajo. Con Romina Gaetani, que interpreta a mi mamá, desarrollamos un vínculo súper estrecho, conectamos muy bien para actuar y tenemos conversaciones muy lindas fuera del set también.

-¿Afecta el cambio de horario y el rating?

-Conocí la palabra rating este año. Descubrí que para la televisión es muy importante cuánto mide un programa porque de eso dependen muchas cosas. Por otra parte, me llegan muchos mensajes de gente que mira la novela por YouTube, por Flow o eltrecetv, mensajes de las provincias, de España, de Brasil. Entonces, el alcance de la novela es mucho mayor de lo que dice el rating. Y el cambio de horario no fue muy bien recibido, creo yo. Todos queremos el horario de las 21, pero confiamos en que puede ser una buena posibilidad para el contenido, para que lo vea otro tipo de público.

-¿Adrián Suar suele ir a las grabaciones?

-Estuvo muy presente en el proceso de encarar la novela. Nosotros necesitábamos saber qué se pretendía con el programa, qué energía quería que mantuviéramos. Adrián conoce bien la industria de la televisión y fue un maestro; nos marcó cosas actorales y otras relacionadas a los tiempos de la tele. Nos motiva y nos enseña. Ahora viene menos seguido que hace unos meses, pero antes necesitábamos ese cocheo.

-¿Y hacía diferencia con su hijo, Tomás Kizner, que también es uno de los protagonistas?

-¡No! Jamás. Los dos son muy profesionales. Todos los que están en la novela se merecen estar donde están, y han trabajado mucho.

-En la ficción tenés dos amores, ¿y en la vida real?

-En la vida real estoy soltera.

-Lo decís y te ponés colorada…. ¿Alguna vez te enamoraste?

-No me comprometas (risas). Estoy sola.

-¿Qué cosas te gustan hacer cuando no trabajás?

-Me gusta hacer deportes, la naturaleza, bailar, hacer yoga, meditar, escribir. No tengo un hobby, pero me gusta cualquier actividad que me conecte conmigo y me ayude a canalizar lo que me pasa. Me gusta estar al aire libre, sentir el pasto, ver cómo la luz pega en las horas de los árboles, admirar los diferentes colores.

En Buenos chicos, Mastronicola interpreta a Camila, una joven que debe lidiar con una madre alcohólica y dos amores

-Una romántica…

-Puede ser. Todo eso me alegra muchísimo, y también charlar con mi familia, con mis amigos. Y me da gratitud identificar lo afortunada que soy.

-¿Cómo ves el futuro en nuestro país, en medio del caos preelectoral que vivimos?

Confío en que cada vez haya más posibilidades para todos. Sé que el país está en una situación difícil y espero que lo que venga sea bueno y traiga paz, que es lo que más necesitamos. Paz y estabilidad y un terreno en el que se puedan sembrar sueños y podamos crecer.

-Empezaste a trabajar desde muy chica, ¿cómo se dio?

-Hice mi primer casting a los 11 años para una publicidad y empezaron a llamarme de agencias para hacer moda teen y comerciales. Le pedí a mi mamá que me llevara a un casting porque veía chicos en la televisión y pensaba que era muy divertido. Creo que el programa que me despertó las ganas de jugar a actuar y mentir fue Consentidos. Yo quería estar ahí (risas). Así empezó. Durante la secundaria trabajé como modelo. Me gusta mucho la industria de la moda, el arte, la producción, los diferentes estilos, la comunicación.

-¿Y cómo saltaste a la ficción?

-Fue para una serie de Paka Paka, Cazadores de misterios. María Laura Berch fue la directora de casting de la que aprendí muchísimo. Fue una hermosa experiencia. Era chica y me daba cuenta que era natural aprenderme la letra, por ejemplo. Desde chica hice danzas, circo, y además también mi hermana mayor, Fiona Mastronicola, es actriz, y me encantaba verla actuar. Sigue siendo de gran apoyo para mí.

-¿Pensaste en hacer una carrera universitaria?

-Desde que terminé la escuela tuve continuidad laboral y no me planteé la posibilidad de hacer otra carrera porque iba a tener que dejarla cuando me confirmaran un proyecto. Pero no descarto estudiar comunicación o moda porque no me interesa solamente ser modelo para posar delante de una cámara, también me gusta el asesoramiento de imagen, el estilismo, la producción. La moda es un lenguaje, a veces está subestimada, pero expresa momentos socio culturales, personalidades, generaciones, y me interesa ser parte de un proyecto creativo. Por otro lado, quiero seguir profundizando en otras áreas artísticas, como por ejemplo la danza. Quiero seguir formándome.

-Actuar fue un juego al comienzo… ¿Cuándo decidiste que fuera tu forma de ganarte la vida?

-De chica actuar era un juego que me entusiasmaba y me divertía. Sentía que era parte de mi vida. Pero la decisión de que esto fuera un trabajo la tomé a los 17 años, cuando quedé para protagonizar una película que se llama La chica más rara del mundo, y está disponible en Disney+. Ya era más consciente del trabajo, de la responsabilidad, el compromiso, el profesionalismo. Tengo la conciencia del trabajo desde chica, a diferencia de muchos compañeros del colegio. Ahí me di cuenta que quería ser actriz.

Argentina 1985 te abrió otras puertas y obtuvo muchísimo premios internacionales. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Fui un casting al que llegué mandando mi material a un link de Instagram, en una búsqueda abierta. No sabía para qué era y me daba algo de desconfianza, porque hay que tener cuidado de mandar tus datos personales y fotos a cualquier lado. Pero un amigo me dijo que era confiable, que conocía a la productora, y lo mandé. Fue un casting de muchas instancias, pero no decía que iba a estar Ricardo Darín, que la producía Amazon para todo el mundo. A medida que pasaba el tiempo, me iba enterando de varias cosas y sospechaba que iba a ser una película importante por la temática, por la producción. Estaba muy ansiosa y sentía que iba a quedar. Confío mucho en que lo que es para uno se da, y lo que no, no hay que forzarlo. Cuando me confirmaron, salté de la alegría y recién en ese momento me dijeron que quedaba para el personaje de Verónica Strassera, hija del personaje de Darín. Fue una experiencia hermosa, es un honor haber sido parte. Y además me dio más exposición también. Fue un salto muy grande. Por otra parte, había estudiado el juicio a las Juntas en la escuela, pero pude profundizar mucho más cuando estuve en la película. Me parecía importante ser responsable al contar la historia y apoyar lo que busca la película, que es concientizar.

-¿Y cómo fue trabajar con Ricardo Darín?

-Genial. Es un gran maestro y una gran persona. Al igual que todos los compañeros increíbles que tuve, actores de una enorme trayectoria. Ninguno me dejó de lado, al contrario, fueron amables y aprendí un montón de ellos. Fue muy enriquecedor. Casi tuvimos el Oscar… Pero, ¿quién puede decir que perdió un Oscar? (risas). No cualquiera.

-¿Qué se viene ahora?

-Cuando estaba filmando Argentina 1985 hice un casting para una serie hermosa que se llama Selenkay, para Disney +, que se va a ver pronto. También fue un gran crecimiento, un proyecto muy grande que tuve que cargarme al hombro porque todo lo que sucede es a través de mi personaje. Gané mucho oficio. Además, hice una película que se llama Moscas, una producción española con Ernesto Alterio que fue al Festival de Sitges y que se va a estrenar este año en nuestro país y en España, y además va a estar ViX, una nueva plataforma.



Publicado en el diario La Nación

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