LN – Inédita protesta docente: mañana no habrá clases en Rosario por los ataques a balazos contra las escuelas

Si te gusta, compártelo


ROSARIO.-Las balas quedaron como cicatrices en las paredes y los vidrios. Los blancos de los ataques narco volvieron quedar grabados a fuego en dos escuelas del oeste de Rosario, donde se libra una batalla entre bandas que ya dejó como tragedia la muerte de Máximo Gerez, de 12 años, el 5 de marzo pasado.

Los atentados contra estos dos colegios no solo generaron pánico entre la comunidad, sino una reacción inédita del gremio de Amsafé, que agrupa a los docentes públicos: este martes no habrá clases en la ciudad, ya que se “desobligará” a los maestros y a alumnos para que concurran a una marcha a las 11 de la mañana para reclamar seguridad y fin de la violencia narco frente a la gobernación.

A esta situación de las escuelas baleadas, una tendencia que imponen las bandas narco para generar terror desde hace un tiempo, se suman otras postales que demarcan la resignación del Estado frente al fenómeno de la violencia. En tres comisarías de la zona oeste de Rosario, donde se baten filiales de las bandas de Los Monos y Esteban Alvarado, se instalaron vallas blindadas para evitar balaceras y ataques incendiarios contra las dependencias policiales. Se produjeron cinco atentados a tiros y con bombas molotov desde febrero pasado.

Las dos escuelas fueron baleadas de la misma manera. Dos hombres en moto pararon frente a los edificios y dispararon a mansalva contra el frente. En los dos casos se encontraron mensajes mafiosos que tienen que ver con la dinámica violenta de las bandas narco que son conducidas desde la cárcel.

La escuela José Mármol, ubicada en Larrea al 300 bis, en el barrio Ludueña, fue blanco de 15 balazos que destrozaron ventanas y puertas de la institución. La directora, Ana Rosa Ugarte, contó este lunes a los medios que una docente vive en el colegio con sus tres hijos y fue ella quien avisó a las autoridades de la balacera.

Estamos consternados, tristes y preocupados porque vemos que las paredes de la escuela fueron baleadas”, admitió la directiva, que señaló que “no se pretende naturalizar una situación que se vive en ese barrio de manera permanente”. “La escuela es un lugar de refugio de los chicos que vienen a aprender y a sentirse seguros”.

Ugarte relató que algunas balas entraron y rompieron vidrios dentro de la escuela. Las clases se suspendieron en la escuela José Mármol. Una situación similar ocurrió esa misma madrugada en el colegio Rosa Ziperovich, ubicado también en el oeste, en el barrio Empalme Graneros. La cantidad de balazos fue la misma y la nota que contenía un mensaje mafioso estaba escrita en un papel igual al que se encontró en el colegio José Mármol, por lo que los investigadores sospechan que se trató de las mismas personas que ejecutaron los ataques.

La escuela Rosa Ziperovich está a unas cinco cuadras del barrio Los Pumitas, donde a principios de marzo se produjo el crimen de Máximo Gerez, de 12 años, que derivó en una pueblada y los vecinos derrumbaron cinco viviendas donde –según manifestaban– se vendía droga. Máximo fue acribillado cuando se encontraba con otros chicos del barrio comprando una gaseosa en un kiosco. Los niños quedaron en el medio de las balas de una ametralladora. Una banda pretendía copar el barrio, tras la detención de José Villazón y su hijo, quienes lideran un grupo cercano a Los Monos que se llaman Los Salteños. Ellos manejaban los búnkeres que los vecinos derrumbaron.

El homicidio de Gerez provocó una fuerte conmoción. Y las imágenes de los vecinos que destrozaban a martillazos y mazazos las paredes de los búnkeres encendió las alertas en los gobiernos provincial y nacional. El temor ridicaba en que este tipo de desbordes sociales se multiplicaran en otras zonas. El ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, envió tres días después 400 nuevos efectivos federales a Rosario, que se sumaron a los 1100 que se habían instalado en el nuevo Destacamento Móvil 7, ubicado en el norte de la ciudad.

Un grupo de 60 gendarmes por turno se instaló en el barrio Los Pumitas, donde los narcos habían amenazado a los familiares y amigos de Gerez, que reclamaban justicia. En la cancha de fútbol, que es el corazón de la barriada, los gendarmes instalaron una carpa de campaña para marcar presencia. El lugar pareció tranquilizarse por unos días, pero las situaciones de violencia estallaron a pocas cuadras de allí, donde la escuela donde concurren muchos chicos de esa zona fue atacada a balazos.

En la escuela bilingüe Taingoyé, donde concurría Máximo, que se encuentra a unas cuadras del establecimiento baleado, se plegó a la decisión de no dar clases. Los docentes exigieron un “corredor seguro” para garantizar que las familias puedan llevar los niños a ese colegio, donde se dictan clases en español y en Qom.

Osvaldo Biagotti, del Ministerio de Educación de Santa Fe, reconoció que “a pesar de que estas situaciones parecían extraordinarias, ahora se replican con cierta frecuencia. Los docentes actúan con una templanza ejemplar. No quieren renunciar a su vocación y su compromiso”.

“Es lamentable que estos hechos de violencia ocurran en estas escuelas donde se trabaja mucho por cuidar las trayectorias escolares, que son frágiles porque hay muchas familias vulnerables y estos ataques representan un retroceso a ese trabajo”, explicó el funcionario, quien agregó que los autores de los ataques “son organizaciones mafiosas que le disputan al Estado el territorio. Es un fenómeno al que estamos asistiendo hoy”.

Frente a esta situación, el gremio de Amsafé Rosario, que nuclea a los docentes estatales, decidió tomar una medida inédita: declarar la “desobligación” de la asistencia a clases este martes a la mañana para que los maestros y alumnos puedan concurrir a una marcha en reclamo de seguridad que organizó el sindicato frente a la gobernación de Rosario. Juan Pablo Cassiello, secretario general de Amsafé Rosario, consideró que estas nuevas balaceras contra escuelas “dejan al descubierto la absoluta impunidad con la que actúan las bandas narco en Rosario”. “Es necesaria una respuesta contundente para reclamar seguridad”, afirmó el dirigente.

No es la primera vez que las escuelas son blanco de ataques vinculados al crimen organizado. El 5 de marzo pasado, el día en que mataron a Máximo Gerez, el colegio Nº6430 Isabel La Católica fue atacado a tiros en el barrio La Tablada, en el sur de la ciudad. En esa establecimiento, que recibió 15 disparos, una portera había sido detenida con dos kilos de cocaína. Silvia Moreyra, de 59 años, se encuentra actualmente con detención domiciliaria.

El fundador de la banda de Los Monos, Máximo Cantero, conocido como El Viejo, fue imputado, junto con su expareja Celestina Contreras, de atentar en 2019, horas antes de las elecciones, contra la escuela Nº1194 Santa Isabel de Hungría.



Publicado en el diario La Nación

(Visitado 1 veces, 1 visitas hoy)