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Clarín – Su sangre guaraní y la inédita teoría sobre el origen ancestral del ídolo


El libro Maradona Sangre Guaraní, del periodista misionero Sergio Alvez, propone una lectura inédita del ídolo popular: no sólo como el máximo exponente del fútbol, sino como un emblema viviente de las raíces guaraníes que lo atravesaban. A partir de una investigación que une historia oral, documentación jesuítica y testimonios culturales, Alvez construye una narrativa donde la identidad indígena, el mestizaje y la pertenencia regional cobran un nuevo protagonismo en la biografía del Diez. En esta entrevista, el autor reconstruye cómo Maradona hizo de sus orígenes un símbolo de orgullo, desde la villa hasta el mundo.

El libro también se sumerge en una hipótesis tan provocadora como documentada: que el fútbol, lejos de haberse inventado en Inglaterra, tiene su germen en un juego ancestral practicado por los pueblos guaraníes en la selva sudamericana. El manga ñembosorái, mencionado en antiguos textos jesuíticos, sirve como punto de partida para repensar el origen del deporte más popular del mundo desde una perspectiva descolonizadora. Entre recuerdos de la ciudad de Esquina, canciones de chamamé y rastros de memoria indígena, Maradona aparece como algo más que un futbolista: un hijo de los pueblos, un cuerpo en el que late la historia profunda de América Latina.

–¿Cómo nació la idea del libro?

–Bueno, yo vivo en Posadas, Misiones, a unos 600 kilómetros de la ciudad de Esquina, en Corrientes, de donde son Don Diego y Doña Tota, los padres o padre y madre de Diego Maradona. Siempre es una ciudad que me intrigó para ir a conocer y por distintas razones nunca podía, hasta que en el año 2023 decidí pasar unos días con la intención también de conocer a personas que pudieran hablarme tanto de Don Diego, Doña Tota, de Maradona, de los Maradona. En ese viaje terminé conociendo muchas cosas que desconocía sobre Maradona y sobre todo sobre su vínculo con esa ciudad de Esquina, con la tierra de sus padres y con la provincia de Corrientes. Una relación muy cercana también y fuertemente atravesada por lo cultural, no solamente lo genealógico. Un tiempo después, veo un video de una entrevista del año 1993 de Diego con el periodista español Jesús Quintero y ahí entendí que el vínculo de Maradona no era solamente con la ciudad de Esquina, sino que él sentía orgullo y reivindicaba justamente su sangre guaraní, que es la misma sangre que corre por las venas de todos quienes vivimos aquí en esta región: Misiones, Corrientes, Formosa, y obviamente todo el Paraguay. Nos une esa historia a su vez ligada por la presencia indígena de los guaraníes, atravesada por lo que fue la colonización de los españoles a través de las reducciones jesuíticas, de las experiencias jesuíticas, y por el mestizaje que también luego se dio con la inmigración europea.

–Es un costado casi inexplorado de Maradona.

–Sí, a partir de ahí intenté profundizar más sobre Maradona y esa vinculación identitaria. Como todos nosotros, no es la única. Maradona también tiene su genealogía compuesta por la afro-descendencia, como muchos de nosotros. Incluso yo también tengo antepasados que fueron esclavos en Brasil y llegaron escapando a través del río Uruguay a la provincia de Misiones. Es decir, hay una mezcla muy fuerte en nuestra sangre, pero me interesó profundizar en esa sangre guaraní y, a partir de ahí, en lo que significa Maradona también como un símbolo de los pueblos. Identitariamente, como alguien representativo por el orgullo que siempre sintió sobre sus raíces. Y ahí no solamente hablo de la sangre guaraní, sino también de su origen villero, pobre, cabecita negra, peronista, indio, etc.

–¿Podrías contarnos sobre el origen del fútbol como invento guaraní?

–Investigando para este libro me encuentro con otra historia un poco menos explorada que tiene que ver con la reivindicación del fútbol como un invento guaraní. Esto nos lleva al Paraguay, puntualmente al municipio de San Ignacio Guazú, que está reclamando aún hoy ser reconocido como la cuna mundial del balompié. Esos orígenes pueden verse en textos jesuíticos, documentos de distintos sacerdotes que daban cuenta, a través de su registro de observaciones y vivencias con los indígenas guaraníes, de que un juego muy similar al fútbol, con sus propias características pero sumamente parecido, ya se jugaba ancestralmente en la selva guaraní. Es decir, el fútbol no se inventó como juego en Inglaterra, sino en la selva guaraní. Hay un documental que recomiendo, que se llama Los guaraníes inventaron el fútbol, del director paraguayo Marcos Ibáñez, que se estrenó en 2014 en Paraguay y da cuenta de todas estas cuestiones. De hecho, estoy planificando presentar mi libro junto a Marcos Ibáñez en San Ignacio Guazú dentro de unos meses.

–¿Qué sabía Diego de sus orígenes?

–Hay una entrevista que le hacen a Maradona cuando tenía sólo 12 años, no era conocido aún, era un pibe que jugaba en los Cebollitas. Se la hace un periodista llamado Horacio del Prado, de la revista El Gráfico, y Maradona le contesta: “Soy correntino, tengo 12 años y mi ídolo es Ricardo Bochini”. Es decir, a pesar de que Maradona había nacido en Villa Fiorito, en Buenos Aires, ya sentía esa identidad como propia. Ni siquiera dijo en esa entrevista “soy hijo de correntinos”, sino que dijo “soy correntino”. Después, a lo largo del tiempo, tal como lo expresó en esa entrevista treinta años después con Jesús Quintero, y en incontables ocasiones en las que regresó a Corrientes, Maradona siempre estuvo muy vinculado, no solamente al territorio de Corrientes, sino también a través del chamamé, de la gastronomía y de otras costumbres. Estuvo muy arraigado a esa correntinidad que lo vinculaba con esa sangre guaraní.

–¿Esas identidades las llevaba a todas partes?

–También, en una ocasión en que visita Croacia, Maradona va a jugar un partido homenaje y dice: “Vengo a ver si me dejaron alguna herencia”. Esto tiene que ver con que su madre, Dalma Salvadora, descendía de un inmigrante que había provenido justamente de la zona que hoy es Croacia. Sin duda, considero que esa constante reivindicación, el orgullo y la resignificación que Maradona hacía de los elementos que constituyen su origen –entre ellos la sangre guaraní, pero también muchos otros– lo convierten en un símbolo mundial, universal, que atraviesa y excede ampliamente al deporte.

Maradona Sangre Guaraní, de Sergio Alvez.



Publicado en el diario Clarín

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