Clarín – Ricardo Ragendorfer publica una antología de sus mejores crónicas policiales

“Me gustaba escribir esas crónicas, cuyas temporalidades oscilaban entre comienzos del siglo XIX y la actualidad, con personajes anónimos o conocidos; pero todos atrapados por conflictos extremos de variada índole (…) y no sin que un ritmo de thriller fuera siempre la melodía de sus estructuras”. En el prólogo de Papeles quemados. Antología de la vida brava (Planeta), Ricardo Ragendorfer recuerda estas piezas breves que escribió durante los últimos años para Télam, hasta que el presidente Javier Milei dictaminó su desmantelamiento.
En la cuenta oficial de Instagram de la agencia se lee: “Ex Agencia Nacional de Noticias del Estado – Cerrada mediante el decreto 548/24, el día 28 de junio del 2024”. De allí la metáfora que da título al libro, trazando un paralelismo con la quema de libros por parte del régimen nazi. “¿Acaso era esa la tragedia histórica que repetiría –ya en clave herbívora– el apagón informativo de Télam?”, se pregunta en el prólogo.
Ragendorfer, quien ha cimentado un estilo propio a la hora de narrar historias de hampones y malandras desde los años ochenta –cuando escribía su sección «Vidas ejemplares» para las revistas El Porteño y Cerdos & Peces–, escribió más de 120 textos y eligió 39, los que le parecieron los mejores, para incluir en esta compilación. Aquí se cuentan historias de variada índole: personajes históricos del siglo XIX, represores de la última dictadura militar, hampones anónimos y peripecias poco conocidas de nombres ilustres.
La galería de personajes es extensa y cambiante, todos entrecruzados por la violencia, el crimen organizado y la tragedia. Hay historias apenas registradas en los márgenes de la memoria pública: genocidas cuyas vidas aún hoy continúan siendo un misterio, policías devenidos empresarios, delincuentes con vocación de santos laicos. También aparece Emilio Eduardo Massera y sus peculiares romances clandestinos. Sobre este represor, quien integró la primera Junta Militar de Gobierno entre 1976 y 1978, escribió sin escatimar ironía: “El pañal geriátrico fue su primera mortaja”.
Otras piezas llamativas son, por ejemplo, cuando narra el curioso accidente –lo atropelló un ciclista que huía de una jauría de perros– que acabó con la vida del violinista Jorge Pinchevsky. También las inolvidables coberturas mediáticas de José De Zer y el Chango. Escribe sobre Yabrán y su sucesor, el empresario Héctor Colella, y arranca el texto así: “Alfredo Yabrán tenía algunas fobias. Las más notorias: ser fotografiado y que le esposaran las muñecas”.
Traza perfiles de figuras polémicas dentro de las fuerzas de seguridad y la política: personajes vinculados con la represión y el espionaje, como Jorge Alberto “El Fino” Palacios. Narra cómo investigó a policías bonaerenses asesinos en el barrio Los Dados, en Don Torcuato, algo que remite a las épocas en que indagó a la inefable maldita policía bonaerense, cuyos hallazgos resumió en su libro La bonaerense, coescrito con Carlos Dutil. También homenajea al periodista Gustavo Germán González –quien firmaba sus artículos como GGG–, figura fundacional dentro del periodismo policial que fue una gran influencia para Ragendorfer gracias a que una vez se cruzó con un libro suyo con sus memorias titulado Crónicas del hampa porteña Cincuenta años entre policías y delincuentes.
PASEN Y LEAN
Como adelanto de mi nuevo libro, PAPELES QUEMADOS, el sitio LA COLUMNA VERTEBRAL publica, en versión completa, uno de sus 39 relatos.
He aquí: NUEVO ROMENCE DE LA MUERTE DE JUAN LAVALLE. https://t.co/09eTiXxcdY— Ricardo Ragendorfer (@Ragendorfer) September 15, 2025
También cuenta el final del empresario Alfredo Pesquera, acusado por el crimen del cuartetero Rodrigo al protagonizar el accidente automovilístico que acabó con su vida a toda velocidad, y que finalmente terminaría suicidándose, acorralado ante la acusación por el asesinato de un financista. Ese tipo de cierres trágicos, donde la fatalidad parece un personaje más, son marca registrada de Ragendorfer: relatos que se leen con la intensidad de una novela negra, pero con la exactitud de un parte policial. Sin ponerse del lado de la víctima ni del victimario. Aquí hay personajes grises, con claroscuros. Sabe tener cintura para esquivar los lugares comunes de la estigmatización y la romantización.
Uno de los artículos más interesantes, quizá el mejor, se titula “La bestia pop”. Allí no sólo cuenta la historia de César Romero, criminal devenido boxeador de cierto éxito que terminaría ultimado por la policía luego de su último intento de robo, sino que agrega condimentos autobiográficos, lo que dota de un color extra y una vibración particular a sus historias. Cuenta que en 2015 se sube a un taxi y el conductor le lanza: “Yo estuve en la banda de ‘La Bestia’ Romero”. Luego evoca una anécdota con Luca Prodan, el inolvidable líder de Sumo.
Con una frase ya pinta un fresco de época: “El 7 de junio hubo razzia en el Café Einstein”. Cuenta cómo un grandote tatuado salvaría a Luca de caer en manos de la cana. Luego, una vez más en el Bar Británico, viendo una pelea de box junto al inolvidable periodista y poeta Tom Lupo, descubriría que aquel boxeador era el mismo que lo había salvado a Luca.
“Si se me mete otra vez el diablo en el cuerpo y me toca perder, prefiero que la yuta me haga boleta, o me boleteo yo, pero a la cárcel no vuelvo nunca más”, le dijo a Luca. Más adelante, Ragendorfer escribe: “Junto al cadáver resaltaba su FAL. Luca entonces comprendió que La Bestia había cumplido su promesa”.
Estos textos, muchos escritos al borde de la hora del cierre, masticando colillas de cigarrillo sobre el teclado, permiten vislumbrar cómo el buen periodismo puede embeberse de herramientas narrativas aún en estos tiempos algorítmicos. Lo que el lenguaje empresarial llama storytelling, para Ragendorfer se trata de comprender cuál es el traje que mejor le calza a una historia para poder tomar al lector de las pestañas y no dejar que escape hasta llegar al punto final.
Su última crónica, fechada el 18 de octubre de 2023, era sobre Victoria Villarruel y sus mentores genocidas. ¿Quizás eso presagie algo? Imposible saberlo. Lo cierto es que una vez más Ricardo Ragendorfer demuestra su solidez a la hora de investigar y escribir, oscilando entre el periodista y el detective, entre la denuncia y el relato.
Papeles quemados. Antología de la vida brava, de Ricardo Ragendorfer (Planeta).
