Clarín – Felipe Berenstein teje alrededor de la obra de Carrie Bencardino en el Malba
“Espero que quienes recorran la muestra puedan sentirse inmersos en las prendas y se den la chance de transformarse y sentirse parte del museo”, dice Felipe Berenstein (Buenos Aires, 2000) el joven creador de las prótesis textiles, diseñadas y tejidas que en clave onírica invita a ser parte del universo que Carrie Bencardino (Buenos Aires, 1993) propone en El desentierro del diablo, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
El propio Berenstein estará a cargo del recorrido La piel que tejió el diablo donde el visitante podrá sumergirse en escenas surreales, con personajes confusos, con extremidades duplicadas y cuerpos alterados; donde lo cotidiano se distorsiona y adquiere un pulso extraño, los espacios se desdibujan, los objetos familiares mutan y las corporalidades se reinventan.
“Los cuerpos distorsionados que aparecen en los cuadros de Carrie, las personas, los apéndices de más me motivaron a crear estos tejidos, estas prótesis que trabajé con lana, hilo, vellón y tanza para dar la posibilidad de habitar estas nuevas pieles. Busco que el público se convierta en parte de la exposición”, reconoce Berenstein.
La muestra de Bencardino, con curaduría de Carlos Gutiérrez, que se desarrolla desde el 12 de julio pasado y que culminará el lunes próximo, ganó una fuerte repercusión por la denuncia de plagio que realizó Gustavo Cabral, reconocido a nivel mundial como Ciruelo, uno de los ilustradores más importantes del Fantasy Art: «Visitando el MALBA me encontré con una pintura expuesta que me resultó muy parecida a una pintura mía de 2005 llamada Dragon Caller», escribió en Instagram y lo acompañó con dos imágenes: una del artista fotografiado frente a la obra de Bencardino y otra, que reproduce una de sus ilustraciones.
El posteo encendió la polémica y reabrió el debate acerca de las fronteras entre plagio, homenaje y reapropiación. Ante la polémica, el Malba publicó un comunicado oficial en el que expresó que: “la obra pictórica de Carrie Bencardino se nutre de imágenes encontradas en revistas, tapas de discos, videoclips, internet y de su archivo personal de objetos y otros materiales visuales que circulan en la cultura de masas y sus medios (…) Las imágenes se nutren de otras imágenes. En su pintura, la apropiación no es un fin en sí mismo, sino un medio para interrogar la memoria cultural, las iconografías compartidas y la relación afectiva que establecemos con las imágenes”.
–Las pinturas de Bencardino muestran situaciones que podrían suceder en cualquier lugar, real o fantástico. Cómo estudiante de Ciencias Biológicas ¿Cuánto influyó la biología en esta creación?
–De alguna manera creo que hay referencias animalísticas en las cosas que hice. Igual, el mayor impacto que tuvo fue el estresarme por los parciales mientras tejía.
–En 2024, estuviste a cargo del vestuario de la puesta Rara Avis: cantata para pájaros, dirigida por Juanse Rausch y Carolina Saade para el ciclo Cabina escénica. ¿En esa oportunidad trabajaste también con tejidos?
–Sí, el personaje principal era un pájaro para el cual tejí un traje muy colorido.
–Las prendas que creaste para este recorrido en el museo Malba se transforman en extremidades, en extensiones. ¿Qué buscas que sienta el público con esta mutación?
–Los tejidos se alinean con el sentimiento de Carrie en esto de distorsionar lo cotidiano, en esta forma de representar la rareza y el mal. Vestir las prendas en el lugar, en ese mismo espacio, permitirá sentirse parte, ir mucho más allá. Tiene que ver con la identidad. De alguna forma uno tapa la identidad con la que llega al museo para poder transformarse en algo que sólo existirá en ese momento, como parte de la exposición.
Felipe Berenstein. Es tejedor y estudiante de ciencias Biológicas en la UBA. En 2024 hizo el vestuario para la obra Rara Avis: cantata para pájaros. Fue miembro de la Peña de Adolescencias Raras (P.A.R.) en Malba en 2022.